El
reciente estudio publicado por Libertad y Desarrollo (disponible en su página
web) elaborado por prestigios profesores del Derecho de este país, ha dado
pábulo para discusiones acerca del supuesto activismo judicial, o la creación
de política pública por parte de los jueces. Punto a parte de las deficiencias
técnicas del estudio (omisión de doctrina importante y falta de visión
sistemática del objeto de estudio), y su aparente sesgo ideológico, el artículo
publicado incurre en errores que me parece importante señalar, pues el texto ha
llevado a discusiones artificiales y cuñas mal hechas en medios de comunicación
y redes sociales. En efecto, muchos han opinado acerca del tema esgrimiendo
opiniones infundadas, ya sea por no haber leído el artículo, o por carecer del background necesario para entenderlo. El
supuesto activismo judicial denunciado por los catedráticos consistiría en que
las Cortes y el Tribunal Constitucional (TC), estarían utilizando argumento
paralegales para decidir la controversia. Así por ejemplo, señalan que el TC se
transforma en decidor de políticas
públicas, olvidando que dicho tribunal trabaja con un texto eminentemente
político por lo que difícilmente sus decisiones podrían no ser a la vez también
políticas, y quizás olvidando también el carácter contra mayoritario del TC,
análisis que se deja fuera de la discusión y que a mi juicio debería ser el
gran tema de debate en Chile.
Abunda el trabajo en acusaciones acerca de jueces
que deciden en contra de las decisiones legislativas o de la mayoría
democrática y representativa, cuando en realidad el elemento propio de la
democracia representativa se mantiene incólume, esto es el método de la
mayoría. La verdadera democracia, como lo enseñara Rousseau, no puede ser
representativa, pues la voluntad colectiva no puede nunca alienarse, ser
representada. La única forma de acercarse a la verdadera democracia es a través
de la deliberación. El marco de la discusión en tribunales no debe olvidar
aquello. Infundas resultan además tales acusaciones pues, ni siquiera en los
fallos citados, los jueces utilizan sus opiniones personales como fundamento de
la sentencia, la decisión es en base en argumentos jurídicos e interpretación
normativa, sus opiniones están ahí pero no son decisorias. Además, así como los
abogados se deben en primer término a sus clientes, o sean a los que pagan, de
igual modo sucede con los congresistas, que nunca legislaran en contra de
quienes financiaron sus campañas.
Por
último, señalar que el estudio también olvida (u omite) el gran problema que
está en juego: El abuso de las ISAPRES que reajustan planes que están en UF
(por tanto ya reajustado), que discriminan arbitrariamente a sus afiliados, y
que no pierden nada porque por cada Recurso de Protección perdido, traspasan
dicho costo a otros usuarios que no han recurrido, lo que si no vulnera
garantías constitucionales ciertamente que no existe Estado Social de Derecho
en nuestro país. El Poder Judicial debe ser ajeno a la política, pues solo así
puede ser el último guardián de las legislaciones en caliente, de los vaivenes
sociales y doctrinas populistas (como la encubierta seguridad ciudadana), y ello se echará de menos cuando sea el
Estado el agresor y el poder judicial deba mantener a raya su poder, como es
muy probable que suceda en nuestro país si los abusos del mercado continúan.
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