miércoles, 15 de octubre de 2014

Carta Abierta al Amor No Correspondido


Querida J,

Te escribo ahora, ahora que estoy más tranquilo, ahora que no desespero.

No sé ni cómo empezar, son tantas las cosas que te quisiera decir. Muchas preguntas que sé no tienen respuesta. Tú me dijiste que nadie tenía la culpa, que la realidad no le pertenece a nadie. Es verdad. Pucha que es verdad. Me gusta creerte, que es verdad que lo intestaste, que lo pensaste, que sabias que seriamos felices, pero que no hubo caso, que definitivamente no me quieres como yo a ti.

Y si me quieres de una forma que yo no quiero no me sirve. No digo que no lo valore, que no lo aprecie infinitamente, pero no me sirve. Al contrario, me hace daño. El amor unilateral que no le sirve a nadie, el amor que no se ve ni se siente, pero ese amor que convencido de que es verdad, y valiente y atrevido, no ayuda a ser feliz, no trae calma a la mente y el espíritu, no confía ni promete. Un amor insano(?)

Que daría yo por ser ese que te gusta, ese que te calienta, ese que te motiva y te hace soñar. Cuantas veces me pregunte que me faltaba para ser ese, qué tiene ese que no tenga yo, qué puedo hacer para convertirme en ese. La autoestima se fue la mierda.

Nunca voy a entender cómo las mismas cosas, las mismas vivencias, las mismas risas, los mismos te quiero pueden ser tan distintos para dos personas. Eso me lo llevo conmigo para siempre. Sé que no es tu culpa, que incluso te hubiera gustado enamorarte de mí, que a lo mejor hasta te da rabia no hacerlo, como me da mí. Pero al final el que sufre solo soy yo. Tu seguirás con tu vida, seguro tendrás pololo pronto, si es que no lo tienes ya. Serás feliz con él aunque te trate mal, te engañe y poco le importe lo que sientas.

Todo lo que diga sonara a picado, a la envidia del que puede tenerte en cuerpo y alma, del que pudo lograr tan fácilmente lo que yo por años no pude.
 
Como leí por ahí no es una rendición, sino que una retirada consiente ante la derrota inexorable. Al final dejaré de intentarlo. Sé que hubo muchas otras oportunidades para hacerlo, que lo demostraste tantas veces y que me lo dijiste en la cara, pero a mí poco me importaba. No te mentiré, lo pensé muchas veces, pero nunca quise rendirme porque pensaba que valías todas las penas del mundo.

Al final queda esa mezcla de sentimientos, de no querer dejar de verte, de seguir siendo amigos, porque pucha que lo pasábamos bien juntos, pero que separarse es necesario porque si no, no podré nunca avanzar. 

Nunca podré ver a esas otras  que a lo mejor me querían y yo no las vi porque estaba enceguecido contigo, hasta me sentí infiel por coquetear con otra! jajaja qué weón fuí.
Me despido de ti con ese hermoso último párrafo de Noches Blancas, la hermosa novela escrita por D.:
¡Que brille tu cielo, que sea clara y serena tu sonrisa, que Dios te bendiga por el minuto de felicidad que diste a este corazón solitario y agradecido! ¡Dios mío! ¡Sólo un momento de felicidad! Pero, ¿acaso eso no es suficiente para colmar toda una vida?







0 comentarios:

Publicar un comentario